Hicham el Guerruj asegura que con las zapatillas actuales habría marcado un récord de 3m 23s en los 1.500m.
Hicham El Guerrouj, a sus 50 años, cuida un huerto de mandarinos en Berkane, al noreste de Marruecos. Su mirada luminosa e inquisitiva refleja la esencia de sus tiempos como atleta, y, a pesar de haber pasado 25 años, aún conserva los récords mundiales en 1.500 metros y la milla, las joyas del medio fondo, así como la vívida memoria de sus dos medallas de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Luce una barba bien recortada y encarna un espíritu competitivo, una ambición inquebrantable y una dulzura legendaria. Él es el mismo individuo que desbarató las esperanzas de los españoles Reyes Estévez y Fermín Cacho durante los Mundiales de Sevilla en 1999. "Cacho fue campeón olímpico, pero siempre temí más a Estévez, un auténtico purasangre. Mi historia olímpica adquirió un significado extraordinario tras la caída que sufrí en la final de los 1.500 metros en Atlanta y la derrota en Sídney", relata en una entrevista mientras recuerda una reciente visita a Madrid. "Y, cuatro años después, ambos momentos desembocaron en mis dos medallas de oro en Atenas".
Pregunta. Se le recuerda por sus éxitos en Atenas, pero, quizás, más aún, por los fracasos terribles en Atlanta 96 y Sidney 2000 que los precedieron. ¿Usted los ha olvidado?
Respuesta. Es imposible olvidar, y sería un error hacerlo porque ambos Juegos han sido una etapa muy importante tanto en mi vida deportiva como en mi historia olímpica.